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jueves, 28 de octubre de 2010

Los Que Se Van - Cuentos del Cholo y del Montuvio


Los que se van es una obra que consta de 34 relatos que tratan principalmente sobre la vida del campesino costeño del Ecuador. La obra fue publicada en 1930 y fue escrita por tres jóvenes guayaquileños: Demetrio Aguilera Malta, Joaquin Gallegos Lara y Enrique Gil Gilbert.

Los cuentos que aportaron a la colección coincidían en un lenguaje, ambiente e intenciones comunes.
Ellos afirmaban: en las primera páginas de su obra ésta tiene tres autores: no tiene tres partes. Es una sola cosa. Pretende que unida sea la obra como unido fue el sueño que la creó. Ha nacido de la marcha fraterna de nuestros tres espíritus.”

Tomaron como inspiración a los cholos, los montubios y a los negros, no los presentaron como elementos del paisaje, sino dentro de una realidad violenta, sensual  y marginada. Las historias eran plasmadas con un volumen modesto, incluso descuidado, la literatura ecuatoriana cambiaría de rumbo definitivamente, ahora trataría al realismo social, que se mantuvo durante las dos décadas siguientes con en el lema “la realidad y  nada más que la realidad”.

Los que se van fue la aportación más valiosa para el Realismo Social, ya que trataba, además de un rechazo al sistema socioeconómico vigente, sobre las raíces de la identidad nacional, sobre el habla popular y también acerca de la manera de vivir de la parte descuidada del Ecuador. Por eso este libro, en el que no hay temas prohibidos para la literatura, ganó el aprecio internacional.



Los que se van, estuvo relacionada a los procesos políticos y culturales que habían marcado al Ecuador en los últimos años, las  constantes luchas que se dieron por el liberalismo, la creación de una fuerte oligarquía bancaria, salarios bajos, todo aquello que provocó la revelación de la gente costeña y serrana, quienes el 15 de noviembre de 1922 realizaron una huelga lo que ocasionó que más de 1500 cruces flotaran al día siguiente en el río Guayas, en recuerdo de los tantos masacrados por
las fuerzas del orden”.
Esta parte sufriente del país no era reconocida como tal, y para lograr que se la tomara en cuenta tuvieron que intervenir jóvenes intelectuales de familias acomodadas, Enrique Gil Gilbert, y de la clase media baja, Demetrio Aguilera Malta y Joaquín Gallegos Lara; quienes reclamaban la formación de una cultura y de una conciencia nacionales en las que ellos también pudieran reconocerse. De esta manera se dedicaron a explicar los contenidos culturales del país a través de la literatura.

Esta obra fue escrita de forma libre, directa, sin tabúes en la que podremos encontrar personajes violentos, con la necesidad de reclamar frente a la injusticia, la superstición que en ellos vive, también aquellos que se ven obligados a emigrar a la ciudad para mejorar sus vidas, a pesar de que estén arraigados a su tierra.

El lenguaje utilizado es con rudeza, ‘malas palabras’, faltas gramaticales, lo cual nos acerca a la forma de hablar de los cholos y montubios.
Los que se van rechaza las formas estilísticas y utiliza ‘el habla’, y es lo que se continúa haciendo con la narrativa ecuatoriana.
Los cholos, negros y montubios siguen atravesando condiciones adversas, y estos escritos, luego de 80 años de haber sido publicados, son referencias de nuestra identidad ecuatoriana.

Nathaly Barreno

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